14 diciembre 2010
No solloces, silencio
Como la noche es interminable
cuando se apoya en los enfermos.
Y hay barcos que buscan ser mirados
para poder hundirse tranquilos,
para poder hundirse tranquilos,
para poder hundirse tranquilos.
Sin sentimentalismos porque no era santo de mi devoción, sin nostalgia porque a su música nunca profesé amor incondicional, pero con la gratitud y el respeto que se le debe a los grandes maestros. La música gana una leyenda y Granada pierde un trocito de su alma.
Descanse en paz, Enrique Morente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)